jueves, 25 de marzo de 2010

La Noche Que Fui Zen

A falta de algo mejor que hacer en la laaaarga tarde que está siendo ésta, he decidido venir aquí y subir una entrada dedicada a la nochecita que pasé anoche, y cómo se convirtió en una velada de meditación entre ataque y ataque.

La cuestión, resumiendo, es que llevo dos semanas con lo que parecía un inofensivo catarro, pero que se está revelando como algo indefinido con muy mala leche y que parece haber intimado con la sinusitis. Después de haber cambiado de tratamiento, y sin entrar en detalles, me encontré una cierta mejoría en una parte...pero la otra es que ahora tengo una tos que, y perdona estimada, que sé que te da mucho asco, sospecho que en cualquier momento voy a estrellar la tráquea contra la pantalla del ordenador. Así de tremendo es.

El caso: que anoche no pegué ojo. Nunca jamás voy a decir "uff, no he dormido nada" cuando quiera decir  "uff, he dormido mal/menos de cinco horas". No dormir nada es lo que hice yo ayer, literalmente, porque los ataques de tos que me daban no me dejaron. 

La progresión normal de la situación hubiera sido que me entrasen los siete teleles. No soy una persona que tolere bien eso de estar enferma. Me gusta la Nebulosa que nos envuelve y más o menos soporto los dolores estoicamente. Eso sólo que no tengo paciencia cuando el asunto se alarga  porque sí.

Pero anoche, y contra todo pronóstico, fui Zen. Independientemente de lo que significa realmente el Zen, para mí siempre es la calma y el respirar hondo cuando estás a punto de estrellar algo, o a ti misma, contra una pared,  y cómo cambia un poco la cosa cuando se deja de luchar contra lo que para empezar no tiene sentido luchar. Pensé también en ese asunto que me tiene muy inquieta y para el cual no es lo mejor que yo esté enferma ahora. Igual es sólo que canalicé de manera espeluznante a Santiago de El Viejo y el Mar, pero la cosa es que me sorprendí pensando: "Psh, pues si no duermo, no duermo. En algún momento me vencerá el cansancio; y no es que tenga nada que hacer por la mañana".  O lo que es lo mismo, seguí el Flujo, que dicen.

¿Me ayudó esto a dormir? No. La tos siguió su curso y creo que fue a eso de las 10 de la mañana cuando ya no pude más y caí agotada.

¿Me ayudó esto a no pegarme un chocazo contra la pared // meterme la mano en la boca y arrancarme yo misma la tráquea de una vez por todas? Definitivamente.

Esta noche me espera un bis de ayer. Lo sé desde ya, porque son las ochoy media y en fin, la noche y los enfermos ya se sabe. Pero no me importa porque si anoche fui zen, hoy también puedo serlo.

Creo.

1 comentarios:

piluna dijo...

Ánimo y paciencia....

SI puedes ser ZEN... también puedes tener paciencia....

Besitosss....

Con o sin mascarilla....jajaja