miércoles, 16 de diciembre de 2009

El Anillo del Tiempo: El Desenlace.

Como mi buena Piluna se ha encargado de recordarme, el Espeluznante Caso del Anillo del Tiempo ha tenido una conclusión que podíamos denominar feliz* ( *en fin...) 

Lunes 14 de diciembre. 20:00 h.  Después de unos momentos de mucha tensión y angustia vital en los que el Relojero Maldito se me quedó mirando con cara circunspecta cuando le pregunté por el reloj que había dejado allí el viernes --cara que luego descubrí que se debía a que no tenía ni la más remota idea de quién era yo o qué le había dejado allí--, se metió en su guarida taller, para volver con mi Anillo del Tiempo con mejor aspecto del que tenía el viernes, pero bastante desmejorado.
 


Me contó cómo las había pasado moradas y más para quitarle el eslabón y volver a juntar los otros, en un tono que sugería que si estuviésemos en el medievo, yo y toda mi estirpe habríamos contraído una deuda de honor vitalicia por haberle pedido algo inhumano. No recuerdo qué le dije exactamente, pero intenté recordarle que lo había hecho sin consultarme, ergo yo no le había pedido nada. 


Ni me oyó, por supuesto. 


Me dijo que no lo estirase mucho, que ya le había puesto la pila, y me cobró cinco euros. 

Cuando volví a mi casa, me lo probé con calma, intentando no mirarle ni los bollos ni lo sueltecito que parece estar el primer eslabón. Y resulta que me está exactamente igual que antes de pasar por sus manos,  claro que ahora está abollado y sueltecito y seguramente le queden dos telediarios. Como decía un personaje de cuidado que me daba clase en la facultad, tó pa ná. 



Pero en fin, teniendo en cuenta que yo ya andaba enfrascada en el borrador del obituario y en la pre-production de un video In Memoriam, la cosa ha acabado bastante bien.


Lista De Cosas Que He Aprendido


- Tengo que limitarme a abrir la boca si y sólo si estoy segura de que la persona que tengo delante responderá de manera normal. 

- Tengo que buscarme un nuevo sitio para cambiar las pilas. 

- Tengo que dejar de ser una llorica y dejar que me crezcan las agallas.
- Tengo que irme ya a la cama, que son las 3.24 am y estoy congelada.


Ah y por cierto, os presento al susodicho -aunque se ve al revés-,  en una foto de archivo de cuando vivía tiempos más felices.






La Mujer Que Es Su Propia Diosa

Hablaba servidora el otro día del anonimato tan coqueto del que gozaba este bloguito. Y en fin, aunque anonimato sigue teniendo, hay dos personas a las que les abrí las puertas el otro día, y a las que nunca se me había ocurrido decirles que se pasaran, pero no por nada en concreto, sino por eso, porque no se lo suelo decir a nadie.

El caso: que una de ellas es la del título. La Otra no tardará en caer ;)

Pues sí. La Mujer Que Es Su Propia Diosa, tal como el título indica, es una de las personas más impresionantes que me he topado no sólo en el cybermundo, sino también en el de verdad. Y precisamente en contra de lo que el título hace pensar, no podría ser más auténtica. 

Ella fue, junto con La Otra, la causa de que lo que iba a ser una visita relámpago de cinco minutos, se convirtiese en una visita de duración indeterminada que ha llegado hasta hoy. Hasta ahora mismo que estoy tecleando esto. 


La Mujer Que Es Su Propia Diosa inventa nombres como estos para las cosas más inesperadas, y te tienes que reír por más que tengas un día no tan bueno como deberías. 

Es capaz de hacer una excursión al norte, al este, a donde sea, con tal de pasar un buen rato con la gente que le importa. Por esa misma gente saca uñas, pecho y lo que haya que sacar. Es lo que tiene ser una persona legal. Y leal.



Tiene un corazón tan grande como ella, o más en realidad, porque últimamente come lechuga y chocholate agua, así que se habrá quedado en la mitad. 


A pesar de que mucha gente la ha tratado muy injustamente por única estúpida razón de contar los años que lleva en el mundo, ya quisiéramos muchos con más años ser tal y como ella es y tener las cosas tan claras como ella las tiene. 


Está estupenda por más que ella no siempre lo vea. 


La Mujer Que Es Su Propia Diosa cumplió ayer años, no muchos, pero oye. Y por eso le he querido dedicar la entrada de hoy a ella y solamente a ella, en exclusiva. Porque la quiero, la adoro y le compro un loro. 


Y sobre todo porque es una de las personas que hacen que yo tenga un buen día aunque no lo tenga.






sábado, 12 de diciembre de 2009

De Salidas Navideñas, Anillos del Tiempo y Bollycaos

A las 17:25 horas de la tarde del día de hoy, me encontraba yo justo en este mismo sitio, preguntándome si merecía la pena levantarme de la silla a coger no-frío --ya tengo casi asumido que jamás podré ponerme de nuevo mis cuellos altos de lanita-- para gastar dinero seguro.

La respuesta es NO. No la merecía.

Porque resulta que lo que tenía la pinta de ser una tardecita tranquila viendo las luces de Navidad y llevando mi Anillo del Tiempo al relojero, ha acabado conmigo volviendo a mi casa toda enfurruñada y pensando cosas en absoluto navideñas.

Resulta que salgo a la calle, echando por supuesto de menos el frío que debía de hacer en esta época. A mitad de camino paso por delante de una Barraca (una tienda de chuches y tal, por si hay algún sitio donde no se llamen así), y en fin. A pesar de que el día anterior me había hinchado de chucherías varias, además de castañas y nocilla, me lío la manta a la cabeza y me compro un Bollycao, que hacía siglos que no comía uno. Al Bollycao se le unen inesperadamente dos paquetes de pipas y uno de Goblins pincatines.

Sigo adelante, entro en una tienda a probarme un traje. Me gusta y más o menos me está bien, pero entre que obviamente no es gratis, y que ya no existe el frío aquí abajo, pues se queda en la tienda.

Entro en una perfumería a mirar posibles compritas de Reyes. Salgo contenta porque he visto una cosita cerca de 20 euros más barata que en cualquier otra tienda, al tiempo que pienso que en realidad merece la pena patearse todos los sitios comparando precios. En fin.

Hasta ahí todo va bien. Repaso mentalmente el orden de la tarde, y resulta que sólo me queda llevar el Anillo del Tiempo a que le pongan una pila, y recorrerme todos los chinos de la calle Real en busca de un par de cajas navideñas para envíos navideños.

El Anillo del Tiempo es mi reloj que, como indica su nombre, es un anillo, y además es muy chulo por dentro, en blanco y negro, con una mariposa. 

El caso es que entro en la relojería. Siempre me da mucha cosa entrar en esa relojería. Es la típica tienda que tiene en sus estanterías cromos de Naranjito que tú imaginas que son naranjas porque has visto a Naranjito en otros contextos, pero no porque tenga color alguno. O mochilas de cuando yo era chica e iba al colegio, hace más de veinte años. O estuches de Harry Potter que obviamente están disimulados porque son fraudulentos. Y todo esto, además de sin color, con dos o tres dedos de polvo que cubre.

En fin, minucias a parte, mi padre siempre ha llevado allí los relojes, y yo también en otras ocasiones, y no me ha ido mal, a pesar del yuyu que me da el sitio y el dueño. Se me acerca el susodicho, que encaja perfectamente con su tienda por cierto, y le comento que necesito una pila para el reloj.

Pero de repente se me ocurre preguntarle lo siguiente:

Yo: Y oiga, una pregunta: ¿Se le puede quitar algún eslabón a esa cadenita? 

Relojero Maldito: No, no, que va. Estas cadenitas son muy pequeñas -recordemos que mi Anillo del Tiempo da la hora pero es eso, un anillo, con eslabones tamaño dedo- así que no se puede.
Yo: Ah, pues nada. La pila entonces. 


Quince minutos más tarde, sigo esperando en el mostrador a que el hombre vuelva del taller que tiene dentro. Un poco escamada, porque poner una pila no lleva más de cinco minutos, veo como sale cuando otros clientes entrar a preguntar algo. Cuando se van, el Señor Relojero me dice que es que al final se ha metido a intentar quitarme un eslabón, pero que se le ha complicado la cosa.


Yo: Pero oiga, no se moleste, en realidad sólo necesito la pila.

Relojero Maldito: No, si yo creo que se puede, pero ...bueno, que esto va a tardar. Si tienes que hacer algo por la zona...
Yo: Pues la verdad es que no tengo que hacer nada, ya me iba de hecho. 
R.M: ¿Y no tienes que volver?
Yo: *un poco mosca pero haciendo como que no pasa nada de nada* Pues la verdad es que no, no tengo que volver. Pero bueno, puedo dar una vuelta. ¿A qué hora me paso? 
R.M.: Pues yo cierro a las nueve menos cuarto...
Yo: *pensando que son las siete y media solamente y que no puedo dar tantas vueltas* ¿Estará a las ocho, cree usted? 
R.M. *con mucha seguridad* Claro claro, a esa hora seguro vamos. 

Abandono la relojería y entro en otra perfumería. Miro todo lo que tengo que mirar, pero no me he quedado tranquila, ya que la cara del Relojero Maldito no me ha engañado y estoy muy sospechosa. Entro en una segunda Barraca, y salgo con una bolsa de caramelos de goma. Después de eso miro la hora --en el móvil, recordemos que mi Anillo del Tiempo está en la sala de operaciones aún--, me abro el paquete de Goblins super picantes y me quedo leyendo todos los anuncios del escaparate de una inmobiliaria, como una loca, durante diez minutos. A menos cinco no puedo más y vuelvo a la relojería.

El hombre no parece muy contento de verme, aunque tampoco puedo asegurarlo porque ese hombre nunca parece contento de nada.

R.M. Mira, que es que estoy ahí liado aún, está la cosa...vamos, que he quitado uno y como es tan pequeño, pues claro. 
Yo: Ah *no me sale nada más porque soy un poco imbécil*
R.M: Mira mira, pasa *entro al taller, y veo sobre la mesa mi Anillo del Tiempo, con la correa toda desbaratada, los eslabones por ahí en medio* ¿Ves? Como es tan pequeño, estoy ahí que ya ni veo.

En ese momento me debato entre dos cosas. La amabilidad desmesurada que me sale al tratar con la gente, a veces ttalmente inmerecida, y la realidad interna que estoy viviendo, que es que mi Anillo del Tiempo está ahí delante de mí, desbaratado por completo, cuando yo ni siquiera le había pedido que lo hiciera. Al final puede mi cobardía y no le digo nada acerca de eso.

Yo: Bueno...no se preocupe, no lo haga corriendo, yo me puedo pasar mañana. 
R.M. Mañana es que no abro, porque es el bautizo de uno de mis nietos. 
Yo: Bueno, pues me paso el lunes entonces. 
R.M. Es que ya que estoy aquí puesto, ya no voy a parar.

Pues no pare si no quiere oiga, pero es que yo me voy, a ver cómo se lo tengo que decir. Aunque en alto lo que le dije fue:

Yo: Es que yo me tengo que ir, no puedo quedarme más. 
R.M. *con voz distante, como hablando para sí mismo* Aunque...bueno, es que no sé si voy a ser capaz de volver a montarlo.

Oh Dios mío.

Yo: Bueno, mire, yo me paso el lunes. Adiós. 

Salgo de la tienda muy molesta y con una sensación muy rara, como si hubiese ido a por un paracetamol y me hubiese encontrado siendo operada a corazón abierto por error. 

A estas alturas el Bollycao, los goblins, los caramelos de goma y mi propio trauma han hecho una bola tremenda en el estómago. Pero se me olvida cuando meto el pie en uno de los 278694487 boquetes de las obras que hay por todas las calles y termino con el pie abierto, cojeando, pero con prisa porque tengo que entregar ciertos papeles a alguien antes de que se marche a trabajar.

Llego a un tramo especialmente estrecho, y me veo literalmente emparedada entre cuatro mujeres, todas de la misma familia, familia cuyo volumen me indica que comida no les falta. Y claro, en un sitio estrecho, pues sobrábamos algunos. El caso es que esas cuatro mujeres van con cuatro carritos de niños, más los niños pegándose y dándose patadas a su alrededor. En un momento, y sin previo aviso, una de ellas se vuelve hacia atrás, y me da un pisotón que me deja el pie inconsciente durante un par de segundos.

La buena mujer, sin mirar si quiera murmura algo que se parece a "uy, perdona" pero con un tono que sugiere que no ha sido nada y que ni siquiera tendría que pedir perdón por eso.

Ya sin importarme ni la navidad ni los niños ni los buenos modales, salgo de allí pitando, creo que llevándome uno de los niños por delante, pero sinceramente, ni siquiera miro a ver.

Y para finalizar la tarde de gloria, me cruzo con la persona que aún a día de hoy me produce úlcera de estómago, por el trato tan horrible y tan asqueroso que me dio cuando estaba supuestamente haciendo un voluntariado en su gabinete psicopedagógico, gabinete que es un fraude y que espero que haya tenido que cerrar por haberse destapado lo que realmente hace allí.

Pero en fin, calma zen.  Está claro que, después de la tarde de hoy, algo muy bueno está a punto de pasar. Como, por ejemplo, que me caiga un trabajo mañana mismo.

Hale, buenas noches.

viernes, 11 de diciembre de 2009

En El Día De Hoy Me He Dado Cuenta De Una Cosa

Y es que 12 entradas de blog en un año es una verdadera vergüenza.

Tendría que estar ordenando mi habitación -ahora me pongo de verdad- pero resulta que me he entretenido viendo videos de Beyoncé, Michael Jackson,  y Cómo Hacerse Una Trenza Chic En Dos Patás, y una cosa ha llevado a la otra, y he acabado mirando a ver por qué no me salía Pilunita en los links. Y claro, he acabado en los archivos.

Doce entradas. Doce. Una triste entrada por mes. 

Mmm. Que digo yo que para esto es casi mejor no escribir nada...

El caso es que nadie sabe que tengo un blog. Ni entre la gente que me conoce ni de la que no. Sólo Piluna -tiene ella un blog fantástico, no sé si se habrá notado suficientemente el hecho de que le he puesto enlaces cada vez que la nombro xD- y otra amiga saben de su existencia. De hecho, es que ni lo tengo en firmas de foros, ni lo pongo en el msn, ni nada de nada.

¿Por qué? Pues porque me da la sensación de que estoy diciéndole a la gente 'Eh! Vamos, id todos a mirar lo interesante que soy y la de cosas relevantes y originales tengo que decir'. Y claro, luego me imagino a la gente viniendo aquí, y viendo el panorama, y se me cae la cara del bochorno.

Eso sí, hay un sólo sitio donde al final lo estoy poniendo, y porque a través de él he conocido otros blogs que me han encantado. Pero nada más.

En fin, que a partir de hoy, ya entrados en el espíritu navideño, voy a intentar no dejarme de ir tanto tiempo, que es una vergüenza. Además, después del  NaNo, me he quedado como con el mono de escribir mucho a diario o algo.

Nos vemos.

martes, 1 de diciembre de 2009

... and the NaNoWriMo Winner is...

Hoy, en esta noche gloriosa del 30 de Noviembre de 2009 -ya 1 de diciembre en realidad, esto es lo que me ha recibido cuando he abierto mi perfil en la web de NaNoWriMo después de enviar las palabras:


Casi lloro de la emoción, lo digo complemtamente en serio.

Porque si bien en el esquema general de las cosas esto era una chorrada, en el esquema no tan general resulta que:

- conseguí comprometerme con un proyecto innecesario y, aunque de aquella manera, lo he acabado en el plazo.

- conseguí darle esquinazo a mi Editor Nazi Interior, que es lo peor del mundo.

- conseguí no dejarlo cuando estaba harta total.

- conseguí divertirme con otros WriMos compartiendo ideas y cositas (es curioso lo rápido que se establecen los conceptos, y mientras que lo NaNos son los libros, los WriMos somos nosotros, los participantes. Qué cosas...)

- conseguí terminarlo ayer en realidad, un día antes de tiempo, ya que yo esperaba estar tecleando y cortapegando de algún sitio a eso de la medianoche. 

Y sobre todo, conseguí pasar 30 días y 30 noches haciendo algo diferente y luminoso, que la rutina es muy mala y la rutina del desempleo más mala aún.

Así que, Larga vida al NaNoWriMo.

PD:  Voy a terminar como dios manda:

NaNoWriMo Update

Palabras escritas hoy: 307.
Meta de hoy: 50000.

TOTAL: 50313