Como dejé más o menos dicho en la primera entrada, no veo clara la necesidad de venir aquí a quejarme de la vida y sus complementos, así que no me revolveré en el hecho de que esta mañana me he levantado con una contractura en la espalda del tamaño de Australia que me ha puesto de un humor bastante...así, que podríamos denominar. Así que a lo que iba.
Durante estos días he estado trasteando con el html, sin grandes éxitos aparentes, como claramente se aprecia en la página. Pero como al parecer esto va a ir para más largo de lo que yo pensaba en un principio, me he decidido por otra entrada, que ya era hora.
Iba a contar que estamos en plenos Carnavales, lo cual en Cádiz alcanza proporciones increíbles. Pero no tengo mucho tiempo, y además, me he vuelto a encontrar con la Desiderata.
Casi todo el mundo conoce la Desiderata. Bueno, casi todo el mundo que yo conozco, claro, que suelen ser también bastante fans de coleccionar frases y textos y demás. Yo me topé con ella hará unos... ¿qué edad se tenía en 2ºde BUP? Quince años, eso es. Pues eso; han pasado once años desde que me encontrara por primera vez con el texto de Max Ehrmann, escritor y abogado americano (1872-1945).
Y durante todo este tiempo no ha dejado de sorprenderme todo lo que se puede decir en unas pocas líneas. Sin grandes estridencias además, porque no hay palabras rimbombantes ni complicados giros de pensamiento existencial. Todo aparece de forma tan natural en cada párrafo, que no te queda más remedio que pensar cómo no lo viste antes por ti mismo, si está ahí, todos los días, rondándote de una manera u otra por la cabeza.
De todas las traducciones que cayeron en mis ojos durante todo este tiempo, mi favorita sigue siendo la primera que leí. Quizá no sea la mejor, pero es la que he acabado sabiéndome casi de memoria sin darme cuenta. Es decir, ésta:
DESIDERATA
Camina plácidamente entre el ruido y las prisas, y recuerda la paz que puede haber en el silencio.
Siempre que sea posible, sin rendirte, llévate bien con todas las personas. Di tu verdad claramente y con serenidad, y escucha a los demásm incluso al torpe y al ignorante; también tienen una historia que contar.
Evita a las personas ruidosas y agresivas. Son vejaciones para el espíritu.
Si te comparas con los demás, puedes volverte vanidoso o amargado, pues siempre habrá personas mejores y peores que tú.
Disfruta tanto de tus logros como de tus planes.
Conserva el interés en tu profesión por humilde que ésta sea. Es una posesión real en los turbulentos cambios de la fortuna.
Sé precavido en los negocios, porque el mundo está lleno de astucias. Pero que esto no ciegue tus ojos ante la virtud que existe. Muchas personas luchan por altos ideales, y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo. Sobre todo no finjas afecto. Tampoco seas cínico en el amor, porque a pesar de todos sus desencantos, es perenne como la hierba.
Acepta mansamente el consejo de la edad, y renuncia con elegancia a las cosas de la juventud.
Aliementa la fortaleza de tu espíritu para que sea escudo ante la desgracia inesperada, pero no te turbes con negras fantasías. Muchos miedos nacen del cansancio y la soledad.
Más allá de una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar aquí.
Y tanto si lo ves claramente como si no, el Universo evoluciona tal y como debe. Por lo tanto vive en paz con Dios, no importa cómo lo concibas. Y sean los que sean tus afanes y aspiraciones en la vida, vive en paz con tu alma.
Con todos sus fraudes, su rutina y sus sueños rotos, es un mundo hermoso.
Sé alegre. Lucha por ser feliz.
Max Ehrmann, 1920's
No vendría mal enseñarla en los colegios.