domingo, 28 de octubre de 2007

La Rosa de Los Vientos

Aviso: ésta va a ser una de las entradas que van contra el blog y lo que yo quería hacer con el blog, es decir, dejar las penas, frustraciones y similares pa otro momento y otro lugar.

Por más que lo he intentado, nunca he sido capaz de enterarme de las cosas cuando suceden. Constantemente estoy haciendo descubrimientos sobre cosas que la gente sabe desde hace siglos, y no lo comprendo, porque no es que viva bajo una piedra precisamente.

Hace diez minutos una amiga mía me comentaba casualmente que qué injusta es la vida, que ella no sabía nada de que Juan Antonio Cebrián había muerto de un infarto hace una semana.

Bien, yo me he enterado cuando ella lo ha dicho.

Mientras hablábamos, poco a poco me he transformado en un grifo, y ahora ya no puedo parar. Le estoy llorando con la misma pena con la que lloraría a un amigo muy cercano. Quizá porque, a su manera, lo era.

Hace algunos años alguien me recomendó La Rosa de los Vientos, un programa de radio que se emitía de madrugada. Después de la primera vez, ya no pude dejarlo. Aun teniendo que madrugar al día siguiente, todas las noches me mantenía despierta hasta que la música celta empezaba a sonar, y una voz cálida saludaba a todo el mundo. No podía escuchar mucho más de una hora y pico de programa, pero los monográficos, la zona Cero, Azul y verde, y otras muchas secciones merecían la pena.

Poco a poco, la voz de un tal Juan Antonio Cebrián se fue haciendo tan familiar como la mía, y me acostumbré a que fuera lo último que escuchaba antes de dormir. Hasta el punto de que si una noche no podía escucharles, por lo que fuera, sentía que faltaba algo. Pasó un tiempo antes de que pusiera cara a esa voz y conociera el rostro de ese hombre encantador, que amaba la cultura y la historia y las letras, y era una persona maravillosa.

Me he enterado de su muerte de forma brusca y sin esperarlo, y me siento literalmente mareada. Como decía, le estoy llorando como si fuera un amigo. No dejo de oír su voz, saludando a los rosaventeros, y riendo (tenía una risa muy peculiar) por cualquier cosa con las Cuatro Ces (Jesús Calleja, Carlos Canales, Bruno Cardeñosa, y su amigo y servidor, Juan Antonio Cebrián. Dios mío, es que lo estoy oyendo :( .

Por otro lado, estoy indignada. Porque la vida no es justa, pero eso ya lo sabíamos. Porque era un buen hombre, porque sólo tenía 41 años, porque tenía un niño de tres años que tenía la suerte de tener un padre como dios manda, y todos sabemos que hoy en día, de eso ya no hay.

Además, me siento indignada por estar indignada. Cuando ocurre algo de esto, siempre recuerdo un artículo de Arturo Pérez Reverte, escrito cuando la tragedia de los tsunamis. Él decía que el hombre había perdido la capacidad de lidiar con la idea de la muerte, no sólo haciéndola tabú, sino pensando que eso sólo les ocurría a los otros. En el medievo, una época en la que tenías suerte si llegabas a escuchar cómo te ambiaba la voz, todo el mundo tenía aceptado que la muerte era parte de la vida. Que no era cuestión de justicia o injusticia, sino una parte más de la vida, con la que tenías de convivir. Así que me molesta que siga quedándome en shock por estas cosas, porque yo no quiero formar parte de los que piensan que la muerte es sólo el hombre del saco, en versión adultos. Porque la muerte es lo más democrático que conozco, y la única que en realidad ya podría dejar de serlo.

Pero sobre todo, estoy indignada porque Cebrián era un buen hombre, pero aun así su corazón se paró una tarde y punto. En cambio, no hay una cámara que grabe claramente como al mierda ése de Barcelona, al peganiñas que dice Ángel Martín, le revienta la cabeza al segundo de agredir a la chica del tren. No hay derecho.


Os dejaría la sintonía del programa, la que estoy escuchando ahora mismo, y que ya no parece la misma. Pero aún no sé muy bien cómo subirla aquí. Si alguien tiene idea, se le agradecerá eternamente.

No; hoy no ha sido un buen día precisamente.

BeL ~

martes, 9 de octubre de 2007

De Cómo Unos Mocosos Me Arruinaron el Día

Yo estaba teniendo un buen día, de verdad que sí.

Al menos uno con mucho movimiento, lo que ya en sí es una brutal mejoría con respecto a los demás. El caso es que esta mañana me levanté tempranito, fui al médico (no se cómo al final acabé sacándome sangre...en fin), me fui a comprar un par de cosillas, luego por la tarde fui a dar clase y me di un paseíto de vuelta...en fin, que estaba yo además mu contenta porque estrenaba un bolso. Ya sabéis, las pequeñas cosas ^_^.

Pero a lo que iba. A mí siempre me han dicho que parezco mucho más pequeña de lo que en realidad soy. Bueno, lo de mucho igual es un pelín atrevido, pero sí que es verdad que la mayor parte de la gente no se imagina que estoy muy muy MUY cerquita de dejar la veintena.

Y lo llevo fatal.

Que yo sé que es una tontería y blablablabla. Pero en estos años me siento como si estuviera sobre una cinta de andar (de esas que todos tenemos en casa para poner ropa encima del manillar y el sillín en lugar de para andar), imparable hacia la treintena, el adiós a la juventud, a la libertad, a.... en fin, todo muy dramático.

Pero bueno, yo intento no pensar mucho en ello, convenciéndome a mí misma de que soy un ser atemporal que está por encima de esas cuestiones (uy, esto ya lo contaré en la siguiente entrada o en la otra :D). Pues bien; estaba siendo, como digo, un buen día en general, hasta que, llegando a casa, me crucé con un trio de chavalitos que no llegarían a los 20. Se me quedaron mirando, y entonces, justo al pasar, a mis oídos llegó lo siguiente:

"Joder, un poco puretona, pero no veas como está de buena."

o_0

Mira, mejor me voy a la cama.

BeL ~

martes, 2 de octubre de 2007

Lavándonos La Cara

¡Sorpresa!

Sí, es el mismo blog de antes, sólo que con la cara lavada. Mmm...bueno, en este caso creo que la cara lavada era la de antes más bien, y la he sometido a una sesión de maquillaje, peluquería, y una tardecita en Harrods. ^_^

Últimamente he estado muy interesada en comprender los siempre misteriosos caminos del HTML y sus mecanismos. De momento soy totalmente incapaz de crear un template -lenguaje técnico avanzado, como veis-, o de cambiar el tamaño del subtítulo. Pero soy optimista, porque en cambio sí que me las he apañado para retocar uno que ya tenía.

El de antes es mucho más bonito y elaborado que éste, la verdad. Pero empezaba a tener problemas con la chica lánguida y el lánguido paisaje. Bastante lánguida me estoy volviendo yo en el mundo real como para luego venir aquí y potenciarlo. Ahora que lo pienso, la Pin Up ésta tampoco es que tenga mucho que ver conmigo...pero al menos no me da ganas de hibernar cuando la veo, en todo caso de salir y arreglarme.

Pues eso, que ya estamos aquí para la temporada 2oo7 - 2oo8.

A ver qué trae.